Pedro Juan Caballero - 15 de January de 2025 |
Especialistas y ciudadanos han manifestado su preocupación ante las consecuencias de optar por vehículos usados y con alto kilometraje en lugar de invertir en ambulancias nuevas y tecnológicamente avanzadas.
Cantidad no es sinónimo de eficacia
La compra de varias ambulancias usadas, aunque aparente ser una solución para mejorar la cobertura en zonas necesitadas, plantea graves riesgos operativos. Los vehículos con 7 años de uso ya han alcanzado un punto de desgaste significativo, especialmente si se consideran factores como:
• Alto kilometraje: Ambulancias usadas suelen tener cientos de miles de kilómetros acumulados, lo que incrementa la probabilidad de fallas mecánicas frecuentes.
• Desgaste estructural y mecánico: Estas unidades, al ser vehículos de emergencia, han estado sometidas a uso intensivo y condiciones exigentes, como terrenos irregulares y constante arranque y frenado.
• Vida útil limitada: Según estándares internacionales, una ambulancia debería ser renovada cada 5 a 7 años para garantizar fiabilidad y seguridad en emergencias.
Impacto en la atención de emergencias
Optar por vehículos desgastados no solo representa un riesgo operativo, sino también compromete la seguridad de los pacientes y del personal médico. Ambulancias que se descompongan durante traslados críticos o que no puedan responder rápidamente debido a fallas son un peligro latente.
Además, las reparaciones recurrentes que requieren estos vehículos usados podrían generar:
• Altos costos de mantenimiento: Aunque la inversión inicial sea menor, los gastos acumulativos en repuestos, mano de obra y tiempo fuera de servicio pueden superar el costo de adquirir unidades nuevas.
• Interrupciones en el servicio: Cada vez que una ambulancia esté en reparación, se reduce la capacidad de respuesta del sistema de emergencias.
La importancia de la calidad sobre la cantidad
Diversos estudios demuestran que sistemas de salud eficientes priorizan la calidad y fiabilidad de sus vehículos de emergencia. Países como Chile, Brasil o Uruguay, han establecido políticas estrictas que favorecen la adquisición de ambulancias nuevas, equipadas con tecnología moderna y sistemas de seguridad mejorados. Esto garantiza que las emergencias médicas puedan atenderse con rapidez, sin riesgos adicionales por fallas técnicas.
Responsabilidad con los recursos públicos
La gobernación debería priorizar la inversión en unidades nuevas, aunque implique adquirir menos vehículos. Una ambulancia nueva:
• Tiene menores costos operativos a largo plazo.
• Ofrece mayor fiabilidad en emergencias.
• Asegura la seguridad de pacientes y profesionales de la salud.
Por el contrario, la decisión de adquirir vehículos usados y de calidad cuestionable refleja una falta de planificación y responsabilidad con los recursos públicos. Elegir cantidad sobre calidad no solo pone en riesgo vidas humanas, sino que también podría generar un gasto innecesario en reparaciones y reposiciones.
Un llamado a la transparencia y mejor gestión
La ciudadanía exige explicaciones claras sobre los criterios detrás de esta decisión. Es fundamental que la gobernación priorice las necesidades reales de la población y adopte políticas que fortalezcan el sistema de salud en lugar de comprometerlo. La salud no puede ser objeto de decisiones apresuradas o poco responsables: se trata de vidas, y cada minuto en una ambulancia defectuosa puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Redacción Radio Imperio 106.7 FM