El proyecto contempla la conexión de los yacimientos de gas de Vaca Muerta, en Argentina, con el mercado brasileño, utilizando como corredor el trazado de la Ruta Bioceánica. Paraguay no solo actuará como país de tránsito, sino que también se beneficiará directamente del suministro energético.

El ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, calificó la propuesta como “una obra maravillosa”, con capacidad para transformar el panorama productivo nacional. Según explicó, el gasoducto permitirá crear un sistema eficiente de transporte de gas natural y abrirá nuevas fuentes de ingreso de divisas. Más importante aún, parte del gas permanecerá en territorio paraguayo, sirviendo como insumo energético para industrias instaladas —o por instalarse— en la Región Occidental.

“Contar con una fuente de energía competitiva y constante es clave para atraer inversiones y desarrollar la industria en el Chaco, una región con alto potencial productivo, disponibilidad de materia prima, mano de obra y proyección de crecimiento”, sostuvo el titular del MIC.

La instalación del grupo técnico bilateral marcará el inicio de los estudios para la viabilidad técnica, económica y ambiental del proyecto. A largo plazo, se espera que la infraestructura no solo fortalezca la soberanía energética del país, sino que lo convierta en un actor estratégico dentro del corredor energético del Cono Sur.

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